martes, 20 de marzo de 2012

Daltonismo emocional quizás.


Hay veces que las cosas no salen bien. O quizás en realidad si estén saliendo bien, pero simplemente no es la forma en la que nosotros queremos que lo hagan.
A veces, lo que es malo para nosotros, es bueno para otros. Es ley de vida, unos bien y otros mal. El Jing y el Jang.
Otras, en cambio, nos salen tan bien, que comenzamos a preocuparnos por el motivo de nuestra suerte, o de cuánto durará esta. Y pasa lo que siempre pasa, que la suerte nunca es para siempre, como el todo y el nada. Nada dura para siempre, y todo acaba. Entonces tiende a pasar lo que siempre pasa. Sucede que la suerte acaba y que acaba con ella el buen momento, y apenas lo hemos disfrutado por culpa de las malditas dudas, e indecisiones. Y el miedo, sobretodo el miedo. ¡Pero que vacío el de una vida sin miedo! Realmente hay que temer a vivir sin temor a nada. Hace falta, pues el cementerio está lleno de valientes que no han sabido parar en el momento oportuno, dejando la Tierra llena de cobardes. Parece que con estos razonamientos es imposible llegar a ningún lado, pero sí que lo hago.
En realidad llego a decir algo tan simple como que me encanta la gente que ama la vida, porque yo la amo con todas mis fuerzas día a día. Amo cada lágrima porque significa que siento, que estoy viviendo. Amo cada herida, y aún más el ver como se cierra, el proceso de un cardenal que desaparece cambiando sus colores.
Parece que la naturaleza intentara enseñarnos algo con ello, enseñarnos que el hombre se autodestruye y se cura a sí mismo. Enseñarnos que la violencia genera violencia, y que no podemos esperar otra cosa de ella. Que si la herida es profunda, siempre hay alguien que la cosa con los hilos de la vida y las agujas del tiempo.
El tiempo pasa incluso cuando parece que no. Pasa y nos cuida con su dulce maltrato. ¿Cómo puedes pensar que la vida es preciosa a pesar de todas las catástrofes que suceden en el mundo? Excuse moi, yo también tengo mis pequeñas catástrofes, pero aún más grandes son mis sueños, nunca al revés. Si el mundo arreglase sus grandes problemas, con grandes soluciones, todo iría mejor.
¿No eres de los que creen que un mal día se soluciona con un trozo de pan con nocilla y un buen capítulo de tus dibujos preferidos? Sonríe, amigo, merece la pena, y además es necesario. ¿No ves que si no te levantas con una sonrisa, vas a acostarte destrozado? Y entiendo que te levantes con la madrugada aún dormida en la cara, y que te acuestes con el gesto de la cara descompuesto de tanta mierda, pero me gustaría ver como algún día tu mandíbula parece desencajarse de tanto reír. Hacer caso a esta daltónica de las emociones es perderse. Es más, es cosa tuya. Cada uno vive a su manera, y yo no creo en leyes. Creo en mí, y en la filosofía que aprendo cada día.
Y cuando me miro en el espejo cada noche, y me veo vestida de ojeras conjuntadas con sonrisa me digo " Qué cojones le echas a la vida, mujer. Qué cojones. Las ojeras te las quita el frío, el maquillaje o un jodido hielo, pero esa sonrisa... Esa sonrisa a ti no te la quita ni Dios"