domingo, 12 de febrero de 2012

Eclipse de paz.

Inhala... Exhala...
Ahora imagina que los rayos de sol de ahí fuera solo brillan por tí. Imagina que puedes alcanzar cualquier cosa maravillosa que pase por tu mente. Ven a por mí, y llévame lejos, a ese lugar que estás soñando...
Y la paz que estés sintiendo en estos momentos no es ni la mitad de la que podrías sentir si estuvieses en otro lugar, en otro ambiente, y con personas diferentes...
Quizá me haga falta algo de paz oriental. Quizá debería hablar de bosques, en lugar de hablar sobre ciudades.
Y quizá necesite tumbarme sobre césped verde, en vez de sentarme sobre asfalto.
Puede que mis pulmones se estén asfixiando con el humo del tráfico. Mi garganta pide a gritos de silencio algo que la haga arder. Y qué importa si tu hierba, o mi quedarme sin aliento.

Desearía reflejarme en las aguas de cristalinos lagos azules, y dejar de dibujar frases de dolor en el vaho de los espejos de mi baño.
Pero estoy aquí, y no estoy sola. Sé que desear utopías no suena muy sano... ¿Sentiré la paz introduciéndome en las bocinas y los gritos de la gente? Ayúdame a encontrarla, o dámela tú. Dame paz, cuando mi boca pida guerra.
Y mátame, pero hazlo despacio... sin prisa. Así que mátame de risa, darling. Que todos hemos nacido para morir, y me gustaría hacerlo de la forma más bonita posible.
Jamás querré tu dinero, tus coches, o las marcas que vistes... Si te envidiase en algo, sería en la maldita seguridad que crees tener en ti mismo. Pero el poder es nuestro. Envidia es la que sientes cuando me ves tocar las nubes sin despegarme del suelo. Impotencia cuando ves que hay cosas que yo poseo que tú jamás podrías comprar. Dime, ¿Quién va a pagarte un viaje a lo más alto de un arcoiris? ¿Quién va a invitarte a llegar a lo más profundo de aquello que nunca existió más que en sueños?
Solamente estamos intentando ser felices entre tanta miseria. Somos jóvenes, y el tiempo es nuestra arma más poderosa.
No deseo vivir de la manera en que tú lo estás haciendo, llámame loca, pero prefiero ser feliz a mi manera. No quiero tener nada que perder al morir. No quiero perder si  no es el miedo.
¿Tienes miedo a saltar y no poder batir las alas lo suficientemente rápido? ¿O esque ni siquiera tienes alas? Nosotros no. Ese miedo ya lo perdimos, cuando perdimos la sonrisa, y tuvimos que luchar para recuperarla. Cuando los demás habían perdido toda ilusión y esperanza, yo creí, y ahí gané mis alas.
El arma más fuerte es imaginar que puedes.
Y desearía imaginar que puedo decicir si sufres o no por mí. Ojalá pudiera evitar tus sentimientos.
Llévame allí donde todo lo que necesitamos cabe en el alma, donde pueda alimentarme del humo y la vida que me dan tus caladas.
Y esta es una de esas veces que te pierdes deseando que nadie te encuentre, pero el nadie siempre tiene un nombre.
No me hagas llorar, por favor. Bueno, quiero decir que no lo intentes...
Porque este sol que hoy es mi mundo, solo brilla por mí. Porque a este sol solo  podría esconderlo un ecplipse... El eclipse aquel que nace donde comienzan mis ganas de vivir.